Y vió que ya nada era igual.
Decidió desatar su espíritu hasta hoy envuelto con cuerdas de paciencia.
Poco a poco retiraba el envoltorio de su prisión.
Aparecían reos del tiempo sus sueños y esperanzas.
Sacudió el polvo del olvido acumulado por la inercia del tiempo estático.
El aroma del pasado se fué evaporando.
La fragancia del nuevo amanecer cubrió el esperado momento.
Empezó la transformación.
El espíritu, su espíritu,
abandonó el prolongado refugio
extendió libremente sus alas hacia el nuevo horizonte que hoy brillaba imponente y acogedor.
HCC/Dic.2017
hernan1951
lima miraflores
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ya quisieran algunas manos acariciar como lo hacen tus palabras....!
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